jueves, 3 de marzo de 2016

30 años del "Master of puppets": Metallica alcanza la gloria

Como muchos de mi generación, descubrí a Metallica a través de ese clásico instantáneo conocido como el “Álbum negro”. En aquella época (1991/1992), el bombardeo no daba respiro y el ataque era por todos los frentes: la radio, la TV, las revistas y los libros, todos hablaban de esa banda nacida en San Francisco que, con poco menos de 10 años de trayectoria, comenzaba a conquistar el mundo a fuerza de romper todos los récords.
El impacto fue tal que no pasó mucho tiempo hasta que empecé a indagar en los viejos discos del grupo. Así fue que un buen día le llegó el turno al clásico “Master of puppets”.
Mi acercamiento a esta obra fue a través de un casete pirata que me acompañó durante unos cuantos años. Ni su tapa color mal fotocopiada ni su sonido defectuoso (es más, el lado B culminaba abruptamente antes de lo previsto, así que por mucho tiempo no supe cómo era el “verdadero” final del tema “Damage, inc.”), impidieron que disfrutase de cada minuto de esta cinta, en la que los cuatro jinetes supieron llevar al thrash metal un paso más allá, gracias a esa interesante y atrapante mezcla de furia, técnica y pesadez.
A lo largo de 55 minutos, Metallica daba probadas muestras de que su éxito mundial tenía una sólida base. La intro acústica de “Battery” venía a ser como la calma que antecede a la tormenta. Tras la embestida sonora inicial del mencionado tema, llegaban la épica “Master of puppets” (gloriosa por donde se la mire), la pesada “The thing that should not be” (tan densa como un río de lava) y ese grito desgarrador hecho canción llamado “Welcome home (Sanitarium)”, con una letra que unos años después asocié a la gran película “Atrapado sin salida”, protagonizada por el gran Jack Nicholson.
El lado B del casete arrancaba con la imparable “Disposable heroes”, en la que James Hetfield se desgarra la garganta cantando en contra del sistema militar y las guerras.
Luego de ese estallido que representaba “Leper messiah” (todo un palo para la iglesia), la banda brillaba con el extenso instrumental “Orion”, una exquisita pieza compuesta por el talentoso bajista Cliff Burton, que curiosamente sonó en su funeral unos meses después. El punto final del álbum se cristalizaba de la mano de la agresiva y rápida “Damage, inc”, un cañonazo que dejaba bien en alto el estandarte del thrash metal.
Por todo esto, “Master of puppets” representa una obra maestra firmada por Metallica. Indudablemente, se trata de un diamante que jamás perderá su brillo, que ni siquiera fue opacado por los discos flojos, cambios de look y polémicas que la banda acarreó en los años siguientes. A álbumes como este se los denominada simplemente clásicos!.

                                                                                                                              Fernando            

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