Hace exactamente 29 años se editaba “Somewhere in time”, el sexto álbum de estudio de Iron Maiden. La portada del disco, diseñada por Derek Riggs, contiene numerosas alusiones a otras canciones de la Doncella de Hierro. Aquí, un recorrido por los 8 temas que componen esta gran obra.
1. “Caught somewhere in time”
Esta canción se inspiró de alguna manera en la película “Time after time” (“Tiempo después del tiempo”) de 1979. En esta cinta, HG Wells –el célebre autor de ciencia ficción– inventa una máquina del tiempo y persigue al famoso criminal Jack El Destripador. La letra es sobre alguien que al parecer es tentado a vender su alma, aunque lo que se ofrece a cambio no parece estar claro.
2. “Wasted years”
Se trata de una advertencia para apreciar el presente y no tomar las cosas como algo sin importancia.
3. “Sea of madness”
Podría referirse a alguien que se desliza lentamente hacia la locura, aunque la letra es bastante ambigua. Es una especie de metáfora de la situación actual de la humanidad, aunque se puede argumentar que las cosas siempre han sido así desde los albores de la humanidad y que lamentablemente, seguirán siendo de esta manera. Fuegos ardiendo, la gente llorando, y el personaje que describe todo esto simplemente da la espalda y se va.
4. “Heaven can wait”
Relata la emocionante experiencia de un sujeto que está muy cercano a la muerte, en la cual sale de su cuerpo y se ve a sí mismo, al igual que al túnel con la luz al final. La canción es una reflexión al hecho de estar preparado para la muerte.
5. “The loneliness of the long distance runner”
Está basada en el cuento de Alan Sillitoe, que también fue llevado al cine en 1962, con el mismo nombre. Trata sobre un joven delincuente que desafía al guardia del centro de detención juvenil a una carrera que espera ganar. Las autoridades locales esperan ganar algo de prestigio con la carrera, pero el joven es consciente de que está siendo manipulado y, al mismo tiempo que se está ejecutando.
6. “Stranger in a strange land”
El título de la canción es una reminiscencia de la novela de Robert Heinlein del mismo nombre, así como del puerto espacial de “Star wars”. La letra habla sobre un explorador ártico que muere y se congela en el hielo. Después de cien años su cuerpo es encontrado preservado por otros exploradores. Adrian Smith se inspiró en una conversación que tuvo con un explorador (que terminó por convertirse en un fan de Iron Maiden) que había tenido una experiencia similar con un cuerpo congelado.
7. “Deja-vu”
La canción describe la sensación de déja-vu, que es la extraña sensación que a veces consigue de haber experimentado ya, la misma situación.
8. “Alexander the great”
Es otra de las grandes canciones épicas e históricas de Iron Maiden. En este tema se detalla la historia del genio militar Alejandro Magno (356-323 aC), quien conquistó el imperio persa y puede ser el único general en la historia de nunca perdió una sola batalla.
Hace exactamente 43 años, Black Sabbath continuaba cimentando las bases de la música pesada con el lanzamiento de “Vol. 4”, uno de los tantos picos altos de su extensa discografía. Si bien es cierto que los seis primeros álbumes de la Bruja Negra son de escucha obligatoria, considero que esta cuarta entrega tiene a Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward en su máximo esplendor, algo que se percibe en cada una de las 10 canciones registradas: “Wheels of confusion”, “Tomorrows dreams”, “Changes”, “FX”, “Supernaut”, “Snowblind”, “Cornucopia”, “Laguna sunrise”, “St. Vitus dance” y “Under the sun”.
Aunque carece de “éxitos” inmediatos como “Paranoid”, “War pigs”, “Children of the grave” o “Iron man”, “Vol. 4” se caracteriza por ser una obra exquisita de punta a punta.
En algo más de 40 minutos, Sabbath te pasea por diferentes paisajes sonoros, siempre cubiertos por ese manto de oscuridad y densidad que con el tiempo se transformaría en su marca registrada y sería tomado como influencia por cientos de bandas. Incluso su portada fue imitada en más de una oportunidad, tal como hicieron Sleep o Pantera. Entrevistado hace un par de años en el programa de radio norteamericano “In the studio: The stories behind history’s greatest rock bands”, Ozzy Osbourne confesó que “Vol. 4” fue producido en una época muy dura para Black Sabbath. “Lo que pasó conmigo y la banda fue que, en un principio todos teníamos un propósito, pero mientras avanzamos, esa cosa inevitable llamado ego apareció. El hecho es que el éxito te cambia. Me afectó. Yo estaba lleno de cocaína. Esa cosa te hace hablar la mayor cantidad de mierda. No debía de haber ningún problema más en el mundo, ‘porque todo lo resolvíamos en el baño de un hotel con una bolsa de ese polvo blanco.’”
Fernando
Las Ruedas de la Confusión
Hace tiempo vagaba con mi imaginación
por la tierra de los cuentos de hadas.
Loco de felicidad no sabía lo que era el miedo.
La inocencia y el amor era lo único que conocía.
Era una ilusión.
Pronto, los días fueron convirtiéndose en años.
La felicidad no llegaba tan fácilmente.
La vida era algo más que cuentos de hadas y fantasía.
La inocencia era sólo otra palabra.
Era una ilusión.
Perdido en las ruedas de la confusión.
Atravesando valles de lágrimas.
Los ojos llenos de rabia y desilusión.
Me ocultaba en el temor cotidiano.
Así descubrí que la vida es sólo un juego
en el que nunca ha habido un ganador.
Pones todo tu empeño, sólo para ser un perdedor.
El mundo seguirá girando cuando te hayas ido. Sí, ¡cuando te hayas ido!
1- “Al sistema hay que usarlo como mejor nos convenga”.
2- “La música debe ayudar a toda esa chatarra que conocemos como sociedad británica. La música tiene que mostrar salidas para vencer el estancamiento. Tiene que ser sincera, pero también tiene que ser una broma. Y eso no es política”.
3- “No hay nada glorioso en morir. Cualquiera puede hacerlo”.
4- “Los sistemas educativos funcionan terriblemente mal. Te roban el alma. Te lavan el cerebro. No dejan que tengas una opinión diferente a la suya”.
5- “Cada vez que veo a Bono (U2) con gafas de moscas grandes y pantalones ajustados de cuero, no lo puedo tolerar. No puedo ver cómo soluciona los problemas del mundo. Él está aplastando sus testículos en pantalones ajustados por la paz mundial”.
“Ese rollo del amor está distorsionado”, dice Ozzy Osbourne, vocalista fundador de Black Sabbath. “Una semana te enamorás y a la siguiente te desenamorás y empezás a drogarte”. Geezer Butler, bajista y letrista de la banda, hace memoria: “La música que hacíamos en 1970 era el reflejo de lo que pensábamos y experimentábamos entonces. No tenía que ver con la droga, porque compartíamos algún porro pero no teníamos dinero ni para comprar alcohol. Pero no vivíamos el flower power ni las buenas vibraciones. El movimiento hippy era una mierda para nosotros; de donde veníamos, todo era triste y oscuro”.
Los Sabbath (Osbourne, Butler, el baterista Bill Ward y el guitarrista Tony Iommi) eran cuatro veinteañeros, supervivientes desencantados con sus trabajos en fábricas de Birmingham, Inglaterra. Cuenta la leyenda que Ozzy asistió a la grabación de su primer disco (“Black Sabbath”, 1970) descalzo por no poder costearse unos zapatos nuevos. Pero su debut, registrado del tirón en apenas dos días, levantó expectativas en Estados Unidos y su compañía de discos empujó al grupo de nuevo al estudio sólo cuatro meses después. Así, desde la urgencia y los sentimientos más primarios, se concebiría su obra cumbre: “Paranoid”. El álbum tenía previsto llamarse “War pigs” (Cerdos de la guerra, en castellano), como la canción que lo abre, un quebrantahuesos antibelicista de casi ocho minutos. Su sello trajo la portada, una de las más feas de la historia del rock, la del tipo vestido de rosa con un casco y un sable en la mano. “Para empezar, la portada es horrible”, confiesa Butler. “No nos gustaba, pero era idea de la compañía y tuvimos que aguantarnos. Ya era muy mala para un disco llamado ‘War pigs’, pero luego acabó siendo ‘Paranoid’ y ya ni siquiera tenía sentido”.
En efecto, debido a la controversia surgida con la guerra de Vietnam y para no meterse en berenjenales, su compañía, Vertigo, decidía in extremis cambiar el nombre al álbum por el del último tema grabado, el que más les gustaba. Recuerda Bill Ward: “No teníamos suficientes canciones y nos pidieron una más. Tony Iommi empezó a tocar los acordes de ‘Paranoid’ y todos lo seguimos. Nos llevó 20 o 25 minutos terminarla”.
El tema, el más directo (casi punk) y conciso (por tanto, el menos representativo) de cuantos hubiesen facturado los Sabbath en su corta historia, se ganó los corazoncitos de los ejecutivos discográficos y fue promocionado como primer single, tirando del disco hasta lo más alto de la lista británica. “Paranoid” se convirtió en un clásico casi al instante y, en una muestra de delirio sin parangón, hasta fue interpretada por Ozzy Osbourne y Tony Iommi, con Phil Collins de batería, en el 50º aniversario de la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, en 2002.
El rock contenido en el segundo disco de Black Sabbath no es precisamente aristocrático, pero tampoco satánico, como algunos creen. Más bien, una colección de poemas desencantados, versos simplones pero que, declamados por el afectado Osbourne, surtían un efecto demoledor y conmovían sin remedio a los jóvenes a ambos lados del Atlántico.
“Paranoid”, el disco, habla de guerra, angustia, alienación, desconexión, droga, frustración… Ahí, el antecedente de Nirvana y el grunge. Y, sobre todo ello, un halo de novela de ciencia ficción que lo impregna todo. Para muestra, “Iron man”, otro de los himnos, que sugiere el drama de un hombre de acero que viene del futuro y se venga de la humanidad por haber hecho de él lo que es.
“Paranoid” se publicó el 18 de septiembre de 1970; el mismo día que dijo adiós Jimi Hendrix. Vejado hasta la humillación por la crítica musical durante los primeros años 70, aquel disco es considerado hoy el gran padre del género heavy, instaurando unos cuantos de sus ingredientes fundamentales con los acordes categóricos de guitarra de Iommi, la imaginería futurista e inadaptada de Butler, el melodrama de Osbourne y los mamporrazos limpios y técnicos, como puntos de sutura, de Ward.
(Fuente: Rolling Stone)
Tema x tema
* “War pigs”: Es junto con "Paranoid" e "Iron man", uno de los máximos exponentes sonoros del álbum y de la propia discografía de Black Sabbath. El tema lanza durísimas críticas hacia la guerra de Vietnam, los militares y los políticos, calificándolos como bien dice el título de la canción de "cerdos de la guerra".
* “Paranoid”: La canción nos traslada con su frenético riff a la desesperación existencial de un enfermo mental. Como dato interesante figura la similitud del riff de "Paranoid" con el de "Dazed and confused" de Led Zeppelin (de su LP debut "Led Zeppelin").
* “Planet caravan”: Es una relajada y psicodélica composición donde Ozzy Osbourne muestra su voz más dulce y melancólica. * “Iron man”: Tema en cuyas letras se refleja la historia de un hombre que, viendo el fin de la humanidad, viaja al pasado para salvarla. En su viaje a través del campo magnético, se convierte en Iron Man, perdiendo el habla y el movimiento. Cuando quiere advertir a la humanidad acerca del desastre, es ignorado, por lo que clama -y consigue- su venganza, desatando el fin que había venido a evitar. El factor clave de esta pieza es sin lugar a dudas su genial y singular riff, uno de los mejores y más conocidos de la historia, que se repite de forma hipnótica. Asimismo es destacable el excelente trabajo en la batería de Bill Ward, que imita con su tan particular estilo el riff de la guitarra.
* “Electric funeral”: Es uno de los temas más siniestros de la discografía de Black Sabbath, donde dibuja un mundo devastado por la guerra nuclear con un excelente trabajo de los cuatro miembros que da como resultado una atmósfera que exhala pesimismo.
* “Hand of doom”: Es la primera canción en la que Black Sabbath trata el tema de la adicción a las drogas. La letra pertenece a Geezer Butler mientras que la música fue escrita por los cuatro miembros. La canción fue concebida después de que la banda había observado un creciente número de soldados estadounidenses que llegan a Inglaterra a finales de 1960 a partir de la guerra de Vietnam con adicción a las drogas graves, a fin de olvidar las atrocidades que vivieron.
* “Rat salad”: Es un breve tema instrumental compuesto para el lucimiento de Tony Iommi y sobre todo del baterista Bill Ward.
* “Fairies wear boots”: Es otra canción con un impecable trabajo del guitarrista Tony Iommi y con una letra que bromea respecto al abuso en el consumo de alucinógenos.
El artista norteamericano Vincent Locke (nacido el 7 de noviembre de 1966 en Detroit) es el autor intelectual y material de cada una de las obras ultra violentas (y en muchos casos, polémicas) que ilustran los álbumes del grupo Cannibal Corpse, uno de los nombres puntales en el mundo del death metal. Su carrera artística comenzó en 1986, ilustrando “Deadworld”, un cómic de horror sobre zombies que pronto se transformaría en un éxito de ventas dentro de la escena under. Desde entonces, su enorme talento ilustrativo ha sido parte de cómics como “The sandman”, “American freak”, “Batman”, “Witchcraft: Le terreur”, “The spectre” y “A history of violence”, la cual años después fue llevada a la pantalla grande (“Una historia violenta”, 2005), filmada y dirigida por David Cronenberg, y protagonizada por los actores Viggo Mortensen, Maria Bello, Ed Harris y William Hurt.
Recientemente terminó un trabajo para la revista de cómic británica 2000 AD, incluyendo una historia del clásico “Judge Dredd”.
Sin embargo, Locke adquirió reconocimiento en todo el mundo con la creación de las ultra violentas pinturas hechas en acuarela para ser usadas como portadas en los discos de Cannibal Corpse. Estas obras han sido censuradas en varios países por la brutalidad de sus imágenes. En algunos sitios, incluso, también está prohibido imprimirlas.
Hace 90 años nacía el gran actor británico Peter Sellers (Richard Henry Sellers), quien inició su carrera con el grupo cómico The Goon Show y debutó en el cine en 1951. Se distinguió, sobre todo, como intérprete de comedias. Su trayectoria en la pantalla incluye casi 40 largometrajes.
En 1977, luego de varios ataques al corazón, le implantaron un marcapasos y se tomó un año sabático para relajarse. Pero, no tardó en cambiar de idea y quiso continuar rodando películas. El 21 de julio de 1980 se desplomó en la habitación del lujoso hotel londinense Dorchester y entró en coma. Dos días más tarde, con 54 años, murió en un hospital de la capital británica.
Su infancia
Uno de los detalles más presentes en las biografías de Peter Sellers (incluyendo la película “Llámame Peter”, con Geoffrey Rush en el rol protagónico) es la extrema dependencia que siempre lo unió a su madre, Agnes Sellers. Pero esa relación resulta hasta cierto punto explicable si la miramos más de cerca: hijo de un matrimonio de actores, con una infancia itinerante que fomentó un carácter ya de por sí insociable, Sellers se refugiaba en su progenitora cuando su padre, William, le espetaba frases tales que “tendrás un brillante porvenir como barrendero”.
A la sombra de su hermano
En realidad, Peter Sellers no se llamaba Peter, sino Richard Henry. El nombre con el que sus padres insistían en referirse a él, y con el que se hizo famoso, correspondía a un hermano nacido muerto unos años antes de que él llegase al mundo. Al igual que Philip K. Dick, otro insigne chiflado, Sellers tuvo que aguantar esa presión sobre su psique durante su infancia, su juventud y toda su vida, en general. No es de extrañar, entonces, que saliera con un carácter tan inestable.
¡Que suenen los tambores!
Aunque, siguiendo con la tradición familiar, Peter Sellers cultivase la interpretación desde bien jovencito, la auténtica pasión de sus años mozos no fue el arte dramático, sino la música. Más
concretamente, la batería: Sellers aprendió a tocar bajo la tutela de Joe Daniels, una leyenda del jazz británico, y pronto se reveló como un virtuoso, hasta el punto de ganarse comparaciones con Gene Krupa. Spike Milligan, su compañero artístico en los comienzos de su carrera, afirmaba que, de no habérsele dado tan bien lo de actuar, hubiera podido ganarse la vida como percusionista.
La guerra, en la India
Además de obligarle a dejar los estudios, la II Guerra Mundial tuvo otra consecuencia importante para Peter Sellers: le hizo emprender su primera gira como cómico de escenarios. Fue reclutado a la fuerza con sólo 15 años, pero como su miopía lo volvía poco apto para disparar un arma (y no digamos para pilotar un avión de caza, como pretendían sus superiores), el ejército le destinó al Gang Show, una troupe que entretenía a los soldados en el frente. Durante este período, Sellers fue destinado a Asia, recorriendo India, Ceylán (actual Sri Lanka) y Birmania, una experiencia que le serviría para dotar de verosimilitud a Hrundi V. Bakshi, su personaje de la película “La fiesta inolviable”.
Actividad paranormal
Otro lugar común sobre Peter Sellers es su condición de supersticioso extremo, tan cargado de fobias (su aversión a los colores verde y púrpura era legendaria) como propenso a afirmar que Stan Laurel, Napoleón o Leonardo DaVinci lo poseían (en el sentido espiritual) cuando necesitaba inspiración para un papel. Maurice Woodruff, su astrólogo de cabecera, tenía esto bien presente, y no reparaba en aceptar sobornos a cambio de sugerir a Peter que aceptase tal o cual papel. En cierta ocasión, el vidente advirtió a Peter de que una persona con las iniciales “B. E.” sería muy importante en su vida: por supuesto, el astrólogo se refería al director Blake Edwards, que le había pagado una generosa cantidad. Pero Sellers se tomó la sugerencia en otro sentido, casándose de inmediato con la actriz Britt Ekland, su segunda esposa, a la cual hizo ferozmente desgraciada.
Experto en desdoblarse
Desde su debut en la pantalla grande con “Penny points to Paradise” (1951), Sellers intervino regularmente en películas, con papeles secundarios que aprovechaban su capacidad para las payasadas y las caracterizaciones extremas. Pero, por mucho que títulos como “El quinteto de la muerte” (1955, su primer rol importante) o “El pequeño gigante” (1958) lo mostrasen en plenitud de facultades, el primer filme que aprovechó del todo su talento fue “Un golpe de gracia” (1959), cinta en la que se hizo cargo de los tres papeles protagonistas, uno de ellos femenino.
El factor Kubrick
Sobre el talento interpretativo de Peter Sellers pueden decirse muchas cosas, pero hay una que es
fundamental: fue el único actor al que Stanley Kubrick permitía improvisar en sus películas. El genio del Bronx se quedó pasmado con el trabajo de Peter en “La batalla de los sexos” (1959), y acudió a él para dar vida a Clare Quilty, el personaje más deleznable de “Lolita”. Tras su trabajo en el escandaloso filme, Sellers y Kubrick emprendieron una labor aún más extenuante en “Dr. Strangelove”, cinta en la que Sellers debía haber interpretado cinco papeles, pero en la que finalmente se hizo cargo de ‘sólo’ tres debido a un accidente en el rodaje.
La conexión Beatles
Siendo la voz su principal instrumento de trabajo, era normal que Sellers fuese uno de los primeros comediantes en grabar discos con sus actuaciones. Y no sólo discos: en 1961, una canción cantada a dúo con Sofía Loren se convirtió en un hit en el Reino Unido. Todo esto tuvo una consecuencia inesperada, porque Sellers solía trabajar con un productor discográfico llamado George Martin, más conocido por supervisar las grabaciones de cierto cuarteto de Liverpool. Tras conocer a George Harrison y Ringo Starr, con quien acabaría compartiendo plató en “Si quieres ser millonario, no malgastes el tiempo trabajando” (1969), el actor rindió homenaje a sus nuevos amigos grabando una versión burlesca de la canción “A hard day’s night” en 1965. Y, dice la leyenda, los Beatles confiaban tanto en su oído musical que él fue el primero en escuchar las maquetas del “Álbum Blanco”.
Cierto detective francés…
Puede que Blake Edwards no pudiera ganarse a Sellers sobornando a su astrólogo, pero finalmente consiguió ficharle para que participase en una comedia de robos y enredo titulada “La pantera rosa” (1964). Pese a hallarse a cargo de un papel secundario, Peter se tomó tan en serio la construcción de su personaje que este acabó siendo el mayor atractivo de la película: había nacido el mito del inspector Clouseau. Aunque Edwards y el actor se llevaron cada vez peor (hasta el punto de comunicarse sólo por escrito), prolongaron la saga a lo largo de otras cinco películas, con la notable excepción de “El rey del peligro” (1968), en la cual Sellers fue reemplazado por Alan Arkin.
¿La familia? Mal, gracias
Pese a ser un sujeto, en general, insoportable, Peter Sellers tuvo una gran reputación como seductor durante su vida. Además de cuatro matrimonios (con Anne Howe, Britt Ekland, Miranda Quarry y Lynne Frederick), cada uno de ellos más tormentoso y trágico que el anterior, se puede mencionar un fugaz encuentro con Liza Minnelli y un presunto vínculo con Sofia Loren, que la diva italiana desmintió tajantemente. En cuanto a la relación con sus tres hijos, mejor no entrar en muchos detalles: la autoestima de Peter era tan baja que llegó al extremo de desheredar a sus tres vástagos cuando la menor (Victoria, de quince años por entonces) tuvo la osadía de llamarlo “gordo” durante el rodaje de “Desde el jardín”.
Woody y Welles, archienemigos
Suponemos que, cuando conoció a Woody Allen en el rodaje de “¿Qué tal, Pussycat?” (1965), Sellers debió experimentar un considerable ataque de nervios: por primera vez en toda su carrera, tenía que enfrentarse a alguien tanto o más gracioso que él mismo. Sellers emprendió desde entonces una auténtica guerra psicológica contra el genio de Manhattan, quien (para colmo) también ejercía como guionista del filme. En “Casino Royale” (1969), Sellers y Allen volvieron a encontrarse. Pero, en dicho filme, Peter chocó con un rival de su tamaño: nada menos que Orson Welles. El autor de “Ciudadano Kane” y el británico se llevaron mal desde el principio, y su relación complicó de tal manera un rodaje ya de por sí caótico que Sellers fue despedido antes de su conclusión.
Volver al primer plano
“Yo no existo: estoy vacío. Me extirparon el ego quirúrgicamente”, confesó Sellers durante su
intervención en “The Muppet Show” (1979). Y, si nos atenemos a los testimonios, aquello estaba muy cerca de la verdad. Tal vez por eso, un Sellers ya muy enfermo puso todo su empeño en adaptar “Desde el jardín”, la novela de Joseph Kosinski. Gracias a su interpretación de un jardinero autista, Sellers consiguió que la crítica volviera a elogiar su trabajo tras una década de vacas flacas, y se llevó la tercera de sus (infructuosas) nominaciones al Oscar. Lástima que, al año siguiente, “El diabólico plan del doctor Fu Manchú” recibiera unas críticas desastrosas.
La gran broma funeraria
Decir que Peter Sellers pasó sus últimas dos décadas coqueteando con la muerte sería inexacto: más bien, la buscó sin parar, tanto a través de un consumo de drogas desaforado como de un agobiante ritmo de trabajo. Estamos hablando de un recordman de los infartos que llegó a sufrir trece ataques al corazón seguidos durante la realización de “¡Bésame, tonto!” en 1964, algo que le llevó a abandonar el rodaje y a afirmar, desde entonces, que había visitado el ‘Más Allá’ personalmente. Cuando su decimoquinta crisis cardíaca le hizo abandonar este mundo en 1980, el actor destinó a sus deudos una última broma pesada: durante el funeral no paró de sonar “In the mood”, de Glenn Miller, la canción que Sellers más detestaba.
Editado el 3 de septiembre de 1984, "Powerslave" es el quinto trabajo discográfico de Iron Maiden. Fue presentado a través del denominado "The world slavery tour", una gira que se prolongó durante 11 meses (entre 1984 y 1985) y abarcó 28 países. En total, fueron 187 conciertos en 331 días.. De ese itinerario salió otro gran clásico de la Doncella: el álbum en vivo "Live after death". * "Powerslave" fue el primer álbum de Iron Maiden grabado con la misma formación de su anterior disco (Bruce Dickinson, Dave Murray, Adrian Smith, Steve Harris y Nicko McBrain).
* Esta obra fue grabada por los miembros del grupo a raíz de unas vacaciones que pasaron en Egipto, ya que quedaron impresionados por la majestuosidad de las pirámides. La primera canción que apareció con esta temática fue "Revelations" (del álbum anterior, "Piece of mind"), que se considera una precuela de "Powerslave". * El tema que abre el disco es "Aces high", inspirado en la famosa "Battle of Britain", la primera batalla luchada únicamente en el aire.
* "Flash of the blade" se utilizó en la banda sonora del filme "Phenomena" (1985), del
reconocido director de películas de terror Dario Argento.
* "The duellist" se inspiró en la película del mismo título de 1978 de Ridley Scott . Esta, a su vez,
se basó en la novela de 1908 de Joseph Conrad, "The duel".
* "Back in the village" está basada en la serie de televisión de culto de 1960 "The prisoner", al
igual que la canción "The prisoner", del disco "The number of the beast".
1- "Ningún grupo hoy en día puede tocar más rápido y duro que nosotros". 2- "Creo que la iglesia y la religión en estos momentos tienen mucho más de qué estar preocupados que por Slayer". 3- "Sepultura no son más que un atajo de miserables chupapijas brasileños".
4- "Hace mucho tiempo creamos nuestra propia carretera para ir por ella. Y después de tantos años, todavía no hay nadie que pueda seguir por nuestro camino".
5- "Creo que cuando tu tocas con una orquesta, eres tu masturbándote y diciendo: 'Somos los reyes del mundo, vamos a tocar con una orquesta'. Lo sentimos Metallica, pero, por desgracia, lo hicieron (risas). ¡Hay muchas bandas que lo hacen....pero sólo es masturbación".